domingo, 29 de enero de 2012

Cuento de la Paz


Cuento de la Paz

Había una vez una niña llamada Celia, que tenia unos padres que tenían mucho dinero. Ella veía que todos los amigos de sus padres eran muy egoístas, y ella pensó que sus padres quizá eran así también. Intento quitarse ese pensamiento de su cabeza, pero no podía porque sus padres cada día se juntaban más con esos hombres. Un día, decidió preguntárselo a sus padres.

-Mamá, papá, ¿sois vosotros tan egoístas como vuestros amigos?

Sus padres se quedaron muy extrañados con la pregunta de sus hija.

-No. ¿Por que? -le preguntó su madre.
-Porque cada día os juntáis más con esos hombres que son tan egoístas. Tienen mucho dinero y no hacen nada por los más necesitados. A esos hombres y mujeres solo les importa el dinero, ni si quiera les importan los amigos o la familia. Solo el dinero.

Sus padres se dieron cuenta de lo que pensaba la niña, y seguramente si le decían algo, ella no los iba a creer. Sus padres eran buenos, cariñosos, y no eran nada egoístas. Pero Celia estaba confundida y no sabia que pensar. A su madre se lo ocurrió una idea, para demostrarle a Celia su bondad. Se lo contó a su marido y él, estuvo de acuerdo así que le dijeron a Celia, que tenian que salir a una reunión. Salieron y Celia se quedo sola. Y se dio cuenta de que sí, sus padres eran unos egoístas, pero no lo queria pensar.

-¡No! -dijo moviendo la cabeza.

Al pasar un rato sus padres llegaron y entraron a su habitación.

-Ven Celia, te tenemos que enseñar algo. -dijo su padre.

Celia se quedo pensativa, pero siguió a sus padres. Cuando se metió en el coche sus padres le vendaron los ojos. Después de un rato Celia noto como el coche paraba y habrían la puerta y le ayudaban a bajar. Ella estaba un poco asustada por lo que se podría encontrar, pero cuando le quitaron la venda ella se quedo maravillada.
Sus padres habían donado 1.000.000 de euros para los niños huérfanos, y con ese dinero habían construido una casa enorme en la que había sitio para todos los niños. También tuvieron dinero para comprar comida ¡para mas de un año! Cuando Celia vio lo que allí había, hablo a sus padres:

-¿Esto lo habéis hecho vosotros? ¡Es fantástico! ¡Me equivoqué, vosotros no sois como vuestros amigos, vosotros sois buenos, lo compartís todo, sois los mejores! -dicho esto los abrazo. Pero se sintió culpable.- Aun que yo me he portado mal al desconfiar de vosotros. Lo siento.
-No pasa nada. Lo importante es que tu también has ayudado.
-¿Yo? -Celia estaba extrañada.
-¿Recuerdas la hucha que me diste? Tenia mucho dinero. Y todo ese dinero ha servido para construir esto. Tu me lo pediste, yo lo cumplí.

Resultó que hace unos meses, Celia le dio a su madre una hucha en la que habían 3.000 euros que había ido ahorrando a lo largo de su vida. Y ella al dárselo a su madre le dijo: “Mamá, este dinero yo quiero que valla hacia unos niños necesitados. Guardalo y úsalo mas adelante. Por favor”. Celia al acordarse se puso muy feliz, y estuvo jugando con los niños y al llegar la noche, ella se durmió muy fácilmente, al contrario que todos los días, porque sabia que sus padres eran buenos, y que sus padres y ella, habían hecho paz.

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